En el medio del Océano Atlantico se encuentran las islas Azores, Portugal, en una de ellas, en la isla de Santa Maria tuve la suerte de hacer varias veces una de las inmersiones más increíbles que he hecho en mi vida, el “Bajo de Ambrosio”.
La temporada de buceo es entre mayo y octubre, siendo julio y agosto los meses punteros.
Santa Maria tiene muy buenas inmersiones, pero el Bajo de Ambrosio es algo muy especial.
Se bucea en el azul sin referencia de arrecife, el fondo a más de -80 metros no se ve, te tiras al agua, hay un cabo que baja hasta el fondo, allí se sujetan los buceadores con menos experiencia en corrientes o flotabilidad.
Se bucea alrededor del cabo entre los -14 y los -30 metros, en pocos minutos empiezan a aparecer grandes móbulas, seis, siete, diez, veinte, llegamos a contar entre 40 y 50, dando vueltas a nuestro alrededor, increíblemente cerca de nosotros, así durante toda la inmersión.
La Mobula Tarapacana o manta diablo, en inglés devil ray o spiny Mobula, existen unas 12 especies de mobulas, están dotadas de un aguijón venenoso en la base de la cola, viven en grupos, a veces en grandes formaciones y es muy raro ver ejemplares solitarios.
Las diferencias mas notables con las manta rayas es el color parduzco u oliva de su lomo, frente al negruzco de las mantas, la boca esta debajo, en cambio en las mantas esta en el frente, en el morro, la Mobula tiene una cola corta puede alcanzar los 3,5 metros de envergadura y pesar 350 kgs.
Estas modulas han elegido el bajo de Ambrosio como residencia es rara la inmersión que no se dejen ver.
Al mismo tiempo te puedes encontrar en medio de un banco de miles de AmberJacks, o de grandes Barracudas, o un grupo de delfines.
Hay que tener cuidado ya que al estar buceando en el azul y siguiendo a tantos animales puedes perder noción de tiempo y profundidad por lo que es fundamental que consultes continuamente tu ordenador y el manómetro.
Tuve la suerte de hacer estas inmersiones con mi amigo Steffen Erhath, owner de “Wahoo Diving”, y su magnifico equipo, Marion, Sasha, Marcia y Pedro, grandes enamorados del buceo y del mar, eso se nota enseguida, y cuando encuentras gente que ama el mar el buceo es increíble.
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